Matera. El Campano

LA MAQUETA DE PIEDRA

21 de mayo, miercoles

Itinerario:  Torre Colimena-Matera.

Pernocta: Area camper kartódromo Matera. 40.6800, 16.6250. 30 euros con transporte a la ciudad.

No nos ha funcionado hoy el fire stick de amazon. Creemos que es la conexión de tantas vibraciones. No es nada relevante ya que solo vemos la televisión (alguna serie de Netflix) una hora antes de dormirnos y para terminar de relajarnos. Además llevamos un portátil viejo (cuando digo viejo me refiero a posiblemente tenga más de 15 años) y una Tablet con lo cual, nos podemos apañar, pero me molesta mucho que las cosas no funcionen y no saber el motivo sobre todo porque apenas tiene uso. En casi 6 años, como mucho, unas horas en unos 60 días al año.

Ha llovido por la noche y la mañana se muestra gris. Partimos cerca de las 9 y el dueño del área no ha venido. Menos mal que le pagamos ayer.

Ponemos rumbo a Matera. 143 km y  el navegador  nos da hora y media que serán dos. De nuevo,  carreteras con mal firme, descuidadas, velocidad limitada a 50, camiones enormes con los que nos cruzamos y contengo la respiración, otros que vienen detrás y pienso que si me adelantan me echan a la cuneta…en fin. Eso es conducir por carreteras del sur de Italia.

Llegamos a Matera a las 11, a un karting reconvertido en área  (40.6800, 16.6250 ) Area camper kartódromo Matera. Curioso lugar. Sobre esta verde explanada descansamos hoy una treintena de autocaravanas y campers. A 30 euros con todo incluido,  y en ese “todo” está también el transporte de ida y vuelta a Matera ya que nos encontramos a unos dos o tres kilómetros de la ciudad.

Cuando llegamos nos informan de que a las 11,36 sale una furgoneta para la ciudad y decidimos irnos en ella. Pensamos regresar a las 16,00 h  aunque el responsable del área nos dice que para ver Matera necesitaríamos dos días, que esto no es Alberobello, así que posponemos el regreso para las 18.00

El vehículo nos deja a unos 400 metros del centro, de la cisterna. En poco tiempo entramos en la zona monumental y caminamos por calles empedradas, limpias, con gente, pero no agobiante para descubrir el tesoro arqueológico que es esta ciudad, la tercera más antigua del mundo.

Llegamos a la cisterna de Palombaro Lungo, situada bajo la plaza principal de la ciudad. Nos disponemos a visitarla para lo cual tenemos que hacer cola. Sin tener que esperar mucho, llegado nuestro turno, descendemos por unas escaleras de piedra al interior de esta inmensa cavidad donde se alojan millones de litros de aguas transparentes.  El lugar resulta impresionante.

Alcanza una profundidad de 16 metros y una longitud de 50. Tiene una capacidad de 5 millones de litros. Las paredes están recubiertas de cocciopesto, un material de construcción que impide que la roca calcarenita absorba el agua.

Fue construida en varias etapas a partir del siglo XVI finalizando a finales del XIX. Sólo funcionó durante unos cincuenta años; de hecho, tras la llegada del acueducto de Pugliese, quedó en desuso. Su redescubrimiento a finales del siglo XX contribuyó al reconocimiento de los Sassi di Matera como Patrimonio Mundial.

Nos desplazamos por pasarelas suspendidas sobre el agua admirando el tamaño y la altura de los muros que son grandiosas.

Al salir a la cegadora luz del sol nos asomamos por primera vez a este singular paisaje de piedra. Nos acercamos al mirador de los tres arcos y contemplamos una vista impresionante de una parte de la ciudad,  el Sasso Barisano.


El símbolo de la ciudad son los Sassi, cuevas excavadas en la montaña donde, hasta los años 50, vivía la población, que posteriormente se vio obligada a abandonar esas características viviendas para instalarse en barrios modernos. A la entrada de estas cuevas construyeron fachadas por lo que la primera impresión es de viviendas, y no de cuevas.

Sasso significa “piedra” en italiano. Básicamente son casas de diferente complejidad, excavadas en la roca. También hay iglesias y pequeñas capillas – cueva. Algunas de las iglesias rupestres datan del S.I y II d.c.

Sassi es su forma plural, y su nombre, «i Sassi di Matera» hace referencia a los dos grandes barrios diferenciados il Sasso Caveoso y il Sasso Barisano.

La ciudad tiene dos grandes sassi o barrios (anfiteatros excavados en la roca): el Sasso Caveoso, orientado al Sur y el Sasso Barisano, orientado al Noroeste. En el primero se encuentran la mayoría de las casas cuevas y en el barisano están las casas más convencionales

Desde este mirador y frente a nosotros y hacia abajo,  las fachadas de piedra caliza parecen emerger directamente de la  tierra, formando un paisaje urbano que desafía cualquier convención arquitectónica moderna o antigua.  Las casas se amontonan por todos los lados como pequeñas cajas apoyadas unas en otras. El paisaje es muy homogéneo, todas de color dorado, color tierra, apiñadas, sujetándose unas a otras escalando la ladera de la montaña. El paisaje resultante es extraño, parece irreal, como si estuviéramos contemplando una maqueta. La ciudad dicen que se asemeja a un pequeño y encantador belén, por lo que también se la llama "la segunda Belén" y ha sido escenario de películas como El Evangelio según San Mateo, de Pier Paolo Pasolini, y La Pasión de Cristo, de Mel Gibson e incluso de James Bon, “No Time to Die”.

Durante muchos siglos, Matera fue un pueblo abandonado a su suerte donde la gente vivía en condiciones de insalubridad. Fue gracias al enamoramiento de Carlo Levi , que habló de Matera en su libro Cristo se detuvo en Eboli, que se ubicó la ciudad en el mapa político italiano.

A partir de entonces, los dirigentes republicanos de la época se preocuparon por mejorar los estándares de vida de sus habitantes. La ciudad comenzó a crecer extramuros, y los Sassi fueron paulatinamente abandonados hasta que en 1950 prácticamente no vivía nadie.

La ciudad parece ofrecer un entramado de caminos y escaleras que invitan a perderse y por las que nos internamos caminando por sinuosas callejuelas del Sasso Barisano  y nos sumergimos en un laberinto de cuevas,  jardines y terrazas y nos dejamos perder en este  ejemplo único de complejo arquitectónico.

El único inconveniente es que al estar en la ladera, este paseo por el tiempo lo hicimos al sol y subiendo y bajando empedradas calles, con o sin escaleras y bajo un sol que si no era potente, sí picaba algo, sobre todo a estas horas del día. Pero a pesar del esfuerzo físico que pueda requerir pasear por Matera,  la sensación de caminar entre estas estructuras antiguas por un escenario que parece casi irreal,  es indescriptible; es una mezcla de asombro y respeto por la historia que estas piedras han presenciado. Y se quedó marcado en mi piel, junto con el sol.

Caminando por esta ciudad de piedra nos dirigimos a visitar las distintas iglesias rupestres fundadas a principio de la edad Media excavadas en la roca y que están repartidas por todo el tejido urbano de los Sassi.

En España ya hemos visitado varias iglesias rupestres principalmente en Burgos y Palencia. Las de Matera son sencillas pero hermosas.

Entramos en la de San Pedro Barisano, la mayor de Matera, y tiene la sencillez de las iglesias rupestres españolas pero con la diferencia de que aquí hay frescos en las paredes. Lástima que no nos dejen fotografiar. Lo que me resultó más extraño de esta iglesia fue su parte subterránea que abarcaba toda la superficie de la iglesia y es laberíntica. Entramos por un lado y la fuimos recorriendola por debajo hasta salir por la parte trasera del altar mayor.  Esta iglesia es una de las más impresionantes de la ciudad, junto con la de Santa Maria de Idris que también visitaríamos después.

De allí, descendemos por sus callejuelas pensando que luego habría que…ascender. En esta zona encontramos muchos restaurantes pero no queremos perder tiempo comiendo y dejar de visitar esta singular ciudad ya que el tiempo parece que puede ser escaso según nos anunciaron. Cuando viajamos, comemos si podemos, y en este caso, no podía ser, así que dejamos las terrazas de los restaurantes repletas de gente y decidimos ascender ahora hacia la catedral.  

Una vez allí bajamos –otra vez- por la Vía Muro, una de las más hermosas de Matera y  que ha sido escenario del Via Crucis en la película de “La Pasión Cristo” del Mel Gibson.

Y realmente esta vía parece haber sido congelada en el tiempo. Ofrece un espectáculo pétreo impresionante. La piedra domina se mire donde se mire y según descendemos no dejamos de contemplar hermosas vistas de la ciudad. Es como caminar por un escenario rozando la irrealidad.

Seguimos de nuevo en dirección a otras iglesias rupestres  en el Sasso Caveoso, la de Santa Lucia alle Malve,  la de Santa Maria de Idris, y  la San Pedro Caveoso. Y en ninguna nos permiten realizar fotografías. La característica común a todas es que están excavadas en la roca y con sus peculiaridades, son todas más o menos similares.

Muy cerca,  visitamos la casa cueva  Casa Grotte di Vico Solitario  muy pequeña, con una única estancia que reunía todo: cocina, habitación, una cuadra para una mula, y un poco más adelante, una pequeña cuadra con pesebre. Vivieron hasta seis personas pero únicamente observo una sola cama de matrimonio y una cuna. Al parecer el último cajón de una gran cómoda servía también como cuna/cama, así como los arcones.  

El agua entraba en la casa por un canal excavado en la roca y era almacenada en un pozo desde donde la extraían con un cubo. Fuera, pero junto  a la casa, un nevero para almacenar nieve.

Desde allí  nos dirigimos a otra casa cueva  Casa Grotte Casalnuovo” habitada hasta 1958,  más grande que la anterior, con más estancias: una cocina separada con una cama pequeña, un dormitorio con una cama grande, dependencia para animales y al fondo una bodega, todo excavado en la roca hacia dentro de la montaña.

Me gustó más que la anterior, ya que al margen de ser menos agobiante que la primera,  la visita prácticamente la hice sola, mientras que en la anterior tuvimos que hacer cola y entramos formando un grupo y como era tan pequeña, apenas nos podíamos mover libremente sin temor a chocarnos con alguien.

Y aquí dimos por terminada la visita alrededor de las 15,30 o 16 horas. Estábamos cansados físicamente pero también con la sensación de que no podíamos asimilar más de esta singular ciudad salida de una película y que se quedaría  marcada en mi memoria…y su sol, en mi piel.

Intentamos que nos dieran de comer pero todos nos dijeron que la cocina estaba cerrada. Pero ya de regreso encontramos de forma fortuita el “Panificio Paoluccio” aconsejado por otros viajeros y que no fuimos capaces de hallar cuando entramos en la ciudad. Allí, en una mesita que había en la calle, degustamos unas focaccia que nos sostendría hasta la cena aunque, no nos va a llevar el viento.

Nos sobraba una hora y media así que iniciamos el regreso perdiéndonos por las laberínticas calles de esta hermosa ciudad. Y terminamos donde comenzamos, en plaza Vittorio Veneto donde está el Palombaro lungo. Allí cobijados  bajo la sombra de un árbol, nos sentamos en un banco a observar el ir y venir de las gentes que llenaban esta hermosa plaza.

De nuevo en el punto de recogida y a la hora acordada, subimos en nuestro transporte que en poco tiempo nos devolvió al área. Solo nos quedaba disfrutar de una estupenda ducha un descanso reparador y una cena en condiciones.          


 EL CAMPANO  

22 de mayo, jueves

Itinerario:  Matera- anfiteatro romano de  Campano-Caserta

Pernocta: Sosta Camper Caserta. Caserta. (41.101404, 14.322771). 15 euros

No he recibido contestación de la reserva que hice ayer para visitar Gravina in Plugia subterránea. La visita solo es posible los fines de semana y entre semana, con reserva. Y también hemos desechado parar en Altamura ya que tiene mal apaño para aparcar y no parece muy interesante. Ya hemos visitado muchas ciudades de esta región y creemos que no nos puede aportar ninguna novedad a lo ya visitado.  O más que aportar sería “asimilar”. Ver muchas cosas implica olvidar con la misma rapidez con que se han visitado. Mi experiencia me dice que hay que seleccionar lugares peculiares, distintos a los ya visitados para disfrutarlos y retenerlos más. Así por ejemplo, Galatina fue un descubrimiento asombroso, una joya, pero añadir más callejones, más rincones…luego en mi memoria no sabré discernir de donde son. Posiblemente sea una justificación un poco absurda, porque el otro argumento es que ya que se está aquí, debería visitarse. No lo niego, lo que afirmo es que en poco tiempo tendré en mis recuerdos un “pupurrí” de callejones, rincones, etc., que sabré que serán de alguna ciudad de La Apulia, pero difícilmente podré discernir con claridad de dónde en concreto.  

Al salir le pido información al gerente del área sobre la visita a Gravina in Plugia subterránea. Es muy efectivo, muy rápido aunque tengo que decir que sus modales son algo bruscos. Como le insisto al preguntarle e informarle que he intentado una reserva, él mismo busca el teléfono y llama respondiéndole que de lunes a viernes está cerrado.

Con las decisiones tomadas, ponemos rumbo directo a Caserta ya que encontrar un área de camino era complicado y la distancia que nos separaba de ella, larga. Barajamos Lavelo como posible lugar de pernocta, pero quedaba cerca de Matera y lejos de Caserta, y luego encontramos alguna pero teníamos que desviarnos mucho y hablaban de que había que avisar así que busque y envié un whatsap que no respondieron hasta las 11 del día de hoy cuando ya habíamos decidido dirigirnos directamente a Caserta.

Y hoy he disfrutado del viaje. Carretera estupenda y con escaso tráfico que discurre por paisajes sin ninguna población. Nos rodean campos donde los distintos tonos de verde se suceden y alternan miremos donde miremos entre suaves lomas onduladas. Entre este verde dominante a veces destacan campos pintados  por los distintos colores de las flores que lo adornan:  tonos azulados o amarillos  o rojos por las amapolas. Es una belleza. Es una primavera espléndida. Y conducimos muy relajados disfrutando de este maravilloso paisaje hasta tomar la autopista para salir en Caserta.

Pero antes nos dirigimos en primer lugar al anfiteatro romano de  Campano  o de Capua, en Santa Maria Capua Vetere localidad muy cercana a Caserta. 

Dejamos la autocaravana en un aparcamiento un poco desangelado junto a algunas autocaravanas algo desvencijadas donde parece que vive gente exceptuando una alemana. Vemos también un grupo de gitanos. En principio desconfiamos algo pero de este aparcamiento no leemos nada negativo en park4night en el sentido de robos porque no hay que olvidarse que estamos cerca de Nápoles.

A unos 500 metros, y sin encontrar en nuestro camino ninguna indicación,  lo que nos hace desconfiar de la relevancia del lugar, encontramos la entrada a este anfiteatro. Pagamos 10 euros cada uno y en principio nos parece caro. Pero según nos acercamos descubrimos algo único que no habíamos visto en nuestra vida.

Y es que este anfiteatro esta hecho en piedra y mampostería y conserva gran parte de su magnífica estructura.

A menudo eclipsado por el Coliseo de Roma, este anfiteatro es el segundo más grande del mundo romano, disponiendo de 40.000 plazas (el coliseo entre 50.000 y 80.000). Construido durante el reinado del emperador Augusto, siglo I d.C. se cree que pudo servir de modelo para el coliseo romano y fue uno de los principales centros de entrenamiento para gladiadores donde se cuenta que luchó Espartaco.

Su aspecto exterior ya impresiona. Llegó a tener cuatro pisos pero lo  más espectacular y único para nosotros lo encontramos en su interior.

Comenzamos circunvalando este magnífico anfiteatro y nos introducimos por una de sus enormes puertas. Allí podemos admirar la parte baja del graderío donde se suceden enormes arcadas concéntricas que se elevan sujetando las gradas. Las más externas son la que tienen una mayor altura, descreciendo hasta llegar casi a  la arena.

Pisamos suelo de tierra y observamos sus muros de mampostería. Nos resulta espectacular. Salimos y seguimos circunvalando  este anfiteatro casi en completa soledad exceptuando otra pareja con la que coincidimos un brevísimo instante.

Accedemos a la arena y me dirijo al centro. Giro sobre mis pies y puedo imaginarme esas gradas llenas de espectadores. Bajo mis pies, rejillas metálicas permiten el paso de la luz a la parte subterránea del anfiteatro

Y allí descendemos y se nos abre un mundo desconocido, mágico, un túnel en el tiempo y regresamos 1900 años atrás descubriendo todas las galerías y corredores subterráneos que están excavadas bajo la arena.

Encontramos una intrincada red de pasillos y cámaras subterráneas que serían utilizados para el movimiento de gladiadores, animales y maquinaria escénica. Vemos cubículos que debieron ser habitaciones de los gladiadores o donde estaban las fieras. También un canal central por donde pensamos que circularía en agua. Estamos fascinados. No hay carteles explicativos por lo que nuestra atención se centra únicamente en observar y sentir la atmósfera extraña que nos rodea.

Las rejillas metálicas colocadas en la parte superior, en la arena, permiten el paso de la luz. Me gusta verlo así, lleno de vegetación que tapiza las piedras milenarias. Hay columnas y capiteles en el suelo, vegetación creciendo entre ellas, helechos colgando entre los ladrillos, musgo revistiendo muros y suelo….es un espectáculo casi mágico y me siento como atrapada en el tiempo. Intento retroceder 2000 años atrás y llenarlo todo de vida. 

Pero mi desconocimiento de la historia me lo hace difícil. Solo puedo poner personajes que he visto en películas e imaginarlos recorriendo estas galerías, sentados esperando impacientemente en alguno de estos habitáculos, preparándose para su salida a la arena. Intento sentir el rugido de los espectadores, oir el ensordecedor  bullicio que atenuado  llega al subterráneo…Y me sobrecoge.

Me resisto a abandonar la magia de este lugar, a regresar al siglo XXI, pero lo hacemos para dar una breve vuelta por su pequeño museo.

Y lo dejamos atrás. Un lugar que formará parte de mi memoria porque me ha hecho sentir. Y de eso se trata también. Recordamos mejor aquellos lugares o hechos que han provocado alguna emoción en nosotros y cuanto más fuerte, más se arraiga en nuestra memoria. Y este sitio lo ha conseguido.




Ahora nos dirigimos ya al área de autocaravanas donde permaneceremos seguramente dos noches. He enviado un whatsap porque  aconsejan llamar antes de llegar ya que  podemos encontrar su puerta cerrada. La gestiona WWF y está en un bosque a unos 2 o 3 km del palacio Real de Caserta. Facilitan el transporte a diversos lugares previo pago y el importe depende de la distancia a donde te quieras desplazar. Del área al Palacio 5 euros por persona ida y vuelta.

Señalo que las coordenadas que aparecen en park4night (41.1069, 14.3278) no coinciden con su dirección.  Como me gusta visualizar las carreteras de acceso para no meternos en ninguna trampa a través de google map no consigo encontrar la entrada en las coordenadas señaladas y alguien añade que se fue sin encontrarla. Pero cuando al navegador le pongo la dirección (Via dei Giardini Reali 78.  Caserta), me aparece el acceso con completa claridad e incluso una fotografía en la que se ve la indicación del área. Las coordenadas correctas serían 41.101404, 14.322771).

Tengo que decir que en Caserta a 500 m del palacio hay un área, pero es un cuadrado entre edificios donde en un lado es un aparcamiento y en el otro un corralillo para autocaravanas, así que vamos a intentar primero este sitio de WWF.

Pero, no me han respondido a los dos whatsap  que envié en inglés, aunque he añadido la hora de llegada aproximada. Aun así nos arriesgamos.

Encontramos la entrada sin problemas y subimos por una carretera estrecha. Un turismo viene detrás. Hasta que llegamos a unas grandes puertas que encontramos cerradas.  Pero la casualidad hizo que  el turismo que teníamos detrás fuera el de la persona que gestiona el área, Franco que tras hablar con él, nos abre para seguir subiendo por una carretera que se abre paso por un hermoso bosque con  densa vegetación hasta llegar a la zona destinada para las autocaravanas.   Tras mostrarnos el interior del edificio junto a la pequeña explanada para instalarnos y darnos unas breves explicaciones, acordamos las 9,30 para ir mañana a visitar el palacio.

El lugar es un pequeño claro en medio de una exuberante  vegetación  de robles, laureles, …y está un poco en desnivel por lo que en algunos  sitios hay que ayudarse con calzos y tiene cabida para unas seis u ocho autocaravanas.

Tiene un baño y una ducha de dos euros.  El sitio es muy sencillo y le falta algo de cuidado aunque está limpio. Debió de formar parte de una finca que en su día fue un palacio, pero luego hablo de esto. Nos invita a subir a 15 minutos a un mirador desde donde se ve Caserta y el palacio y nos advierten de que no hay animales peligrosos en el bosque pero sí zorros a los que les gustan las zapatillas por lo que nos recomiendan que no las dejemos fuera de la autocaravana.

Son las 15,30 así que comemos y descansamos un rato, lo que no pudimos hacer ayer, y a las 18,30, después de reorganizar el resto del viaje y enviar whatsap o email para reservar tanto en el agricampegio de los jardines de la Ninfa como confirmar el área en la que estaríamos en Roma, salimos hacia el mirador.

Ascendemos por una pista de tierra que se abre paso entre una densa vegetación. Robles enormes buscan la luz entre otras variedades vegetales. Llegamos a una zona donde hay unas grandes jaulas, dos de ellas vacías y una con un autillo. También hay dos hileras de colmenas y viñedos muy bien cuidados.

Nos adentramos de nuevo en la vegetación y terminamos en lo que en su día debió de ser un palacio que tiene un bonito jardín hoy lleno de maleza. Detrás de este jardín, en terrazas, se puede apreciar lo que fue la huerta y el palacio…desconchado, descuidado…pero no me puedo imaginar lo que debe costar mantener esto. Solo mantenerlo. Se imparten distintos cursos sobre la naturaleza. El sitio es precioso. Tiene bancos con mesas y sillas alrededor de un enorme roble que regala su sombra a un círculo de 10 metros de diámetro.  Deduzco por lo que leo después, que el edificio “noble” descuidado que encontramos en nuestro ascenso al mirador es en realidad el  Casino Collecini cuya construcción data de finales del siglo XVIII.


Pero reproduzco parte de la información que he conseguido sobre este lugar.

Fue el rey Carlos quien compró este terreno de 100 hectáreas cerca del Palacio Real de Caserta y lo amplió para cazar, cultivar olivos y viñedos, criar ganado y producir queso. En su interior había un viñedo rectangular de 8 hectáreas llamado Oasis de San Silvestro y hoy está financiado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y conserva no solo los productos que antaño se servían al Rey, sino que también ofrece un sendero para conocer pequeñas criaturas de la naturaleza.

Así, donde nos encontramos ahora, el Bosque de San Silvestro, formó parte de las “delicias reales” de los Borbones  junto con el Sitio de San Leucio, el Parque Real y el Jardín Inglés del Palacio Real de Caserta.

La zona se destinaba a la agricultura y la caza, siguiendo el ejemplo de otras cortes europeas. A finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX,  se construyó un Casino, y deduzco que el edificio algo descuidado que encontramos en nuestro camino al mirador, es ese casino. Estaba rodeado de viñedos y jardines en terrazas alrededor de un patio rectangular y comprende doce habitaciones en la planta baja destinadas originalmente a la bodega, la vinificación, los establos y la producción de productos lácteos. En el primer piso, solo tres habitaciones servían para el «entretenimiento» del rey. Había otros pequeños ambientes no existentes en la actualidad que se usaban como horno, lavadero, leñera y pocilga.  

A principios del XX,  la propiedad del bosque pasó de la Corona a la Propiedad del Estado. Posteriormente, su gestión pasó de la Provincia al Ministerio de Patrimonio Cultural y Ambiental. En 1993, el sitio fue confiado a WWF, convirtién
dose en un oasis abierto al público a partir del año siguiente.

Continuamos esta vez ascendiendo levemente, pero nos cuesta. Seguimos sumergidos en una espesa vegetación. Descendemos un poco para llegar a este mirador. Y realmente muestra una espectacular vista de los jardines del palacio de Caserta que se extienden casi frente a nosotros con el palacio al fondo. A la izquierda de esta vista parece el Vesubio y a la derecha, la silueta de la isla de Capri. Un bonito espectáculo. Desde aquí desciende la cascada que alimenta las fuentes del Complejo Vanvitelliano.

Nos quedamos un rato contemplando este hermoso paisaje que ahora solo disfrutamos nosotros. Iniciamos el regreso y yo…espanto mosquitos porque estoy llena de picaduras. No sé por dónde entrarán en la autoc
aravana, pero siempre me encuentran …a mi porque Angel no tiene ni una picadura..

Son casi las 9, la oscuridad casi nos rodea aunque el sitio tiene una excelente iluminación. Es la hora de cenar.

Fue cuando regresamos cuando busqué información sobre este lugar. Oasis WWF de San Silvestro

Mañana visitaremos el Parque Real y el Jardín inglés del palacio de Caserta y también pasaremos la noche aquí. Es la primera vez que repetimos pernocta en este viaje pero estamos pensando en visitar por la tarde Casertavechia  donde también  nos llevarían, y ya el sábado partiríamos hacia Norma, a los jardines de la Ninfa, dicen que uno de los más hermosos del mundo.

Nos queda una semana para terminar nuestro viaje. El tiempo ha pasado muy rápido pero también tengo la sensación de que todo ha sido muy denso, que hemos visitado y visto muchos sitios y lugares, desde playas  ciudades, pueblos únicos…Un viaje por una hermosa y desconocida región.

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