LA MAQUETA DE PIEDRA
21 de mayo, miercoles
Itinerario: Torre Colimena-Matera.
Pernocta: Area camper kartódromo Matera. 40.6800,
16.6250. 30 euros con transporte a la ciudad.
No nos ha funcionado hoy el fire stick de amazon. Creemos que es la
conexión de tantas vibraciones. No es nada relevante ya que solo vemos la
televisión (alguna serie de Netflix) una hora antes de dormirnos y para
terminar de relajarnos. Además llevamos un portátil viejo (cuando digo viejo me
refiero a posiblemente tenga más de 15 años) y una Tablet con lo cual, nos
podemos apañar, pero me molesta mucho que las cosas no funcionen y no saber el
motivo sobre todo porque apenas tiene uso. En casi 6 años, como mucho, unas
horas en unos 60 días al año.
Ha llovido por la noche y la mañana se muestra gris. Partimos cerca de
las 9 y el dueño del área no ha venido. Menos mal que le pagamos ayer.
Ponemos rumbo a Matera. 143 km y el navegador
nos da hora y media que serán dos. De nuevo, carreteras con mal firme, descuidadas,
velocidad limitada a 50, camiones enormes con los que nos cruzamos y contengo
la respiración, otros que vienen detrás y pienso que si me adelantan me echan a
la cuneta…en fin. Eso es conducir por carreteras del sur de Italia.
Cuando llegamos nos informan de que a las 11,36 sale una furgoneta para
la ciudad y decidimos irnos en ella. Pensamos regresar a las 16,00 h aunque el responsable del área nos dice que para
ver Matera necesitaríamos dos días, que esto no es Alberobello, así que
posponemos el regreso para las 18.00
El vehículo nos deja a unos 400 metros del centro, de la cisterna. En
poco tiempo entramos en la zona monumental y caminamos por calles empedradas,
limpias, con gente, pero no agobiante para descubrir el tesoro arqueológico que
es esta ciudad, la tercera más antigua del mundo.
Alcanza una profundidad de 16 metros y una longitud de 50. Tiene una
capacidad de 5 millones de litros. Las paredes están recubiertas de cocciopesto,
un material de construcción que impide que la roca calcarenita absorba el agua.
Fue construida en varias etapas a partir del siglo XVI finalizando a finales del XIX. Sólo funcionó durante unos cincuenta años; de hecho, tras la llegada del acueducto de Pugliese, quedó en desuso. Su redescubrimiento a finales del siglo XX contribuyó al reconocimiento de los Sassi di Matera como Patrimonio Mundial.
Nos desplazamos por pasarelas suspendidas sobre el agua admirando el
tamaño y la altura de los muros que son grandiosas.
Al salir a la cegadora luz del sol nos asomamos por primera vez a este
singular paisaje de piedra. Nos acercamos al mirador de los tres arcos y
contemplamos una vista impresionante de una parte de la ciudad, el Sasso Barisano.
Sassi es su forma plural, y su nombre, «i Sassi di Matera» hace referencia a los dos grandes barrios diferenciados il Sasso Caveoso y il Sasso Barisano.
La ciudad tiene dos grandes sassi o barrios (anfiteatros excavados en la roca): el Sasso Caveoso, orientado al Sur y el Sasso Barisano, orientado al Noroeste. En el primero se encuentran la mayoría de las casas cuevas y en el barisano están las casas más convencionales
Durante muchos siglos, Matera fue un pueblo abandonado a su suerte
donde la gente vivía en condiciones de insalubridad. Fue gracias al
enamoramiento de Carlo Levi , que habló de Matera en su libro Cristo se detuvo
en Eboli, que se ubicó la ciudad en el mapa político italiano.
A partir de entonces, los dirigentes republicanos de la época se preocuparon
por mejorar los estándares de vida de sus habitantes. La ciudad comenzó a
crecer extramuros, y los Sassi fueron paulatinamente abandonados hasta que en
1950 prácticamente no vivía nadie.
La ciudad parece ofrecer un entramado de caminos y escaleras que
invitan a perderse y por las que nos internamos caminando por sinuosas
callejuelas del Sasso Barisano y nos
sumergimos en un laberinto de cuevas, jardines y terrazas y nos dejamos perder en
este ejemplo único de complejo
arquitectónico.
El único inconveniente es que al estar en la ladera, este paseo por el tiempo lo hicimos al sol y subiendo y bajando empedradas calles, con o sin escaleras y bajo un sol que si no era potente, sí picaba algo, sobre todo a estas horas del día. Pero a pesar del esfuerzo físico que pueda requerir pasear por Matera, la sensación de caminar entre estas estructuras antiguas por un escenario que parece casi irreal, es indescriptible; es una mezcla de asombro y respeto por la historia que estas piedras han presenciado. Y se quedó marcado en mi piel, junto con el sol.
Caminando por esta ciudad de piedra nos dirigimos a visitar las
distintas iglesias rupestres fundadas a principio de la edad Media excavadas en
la roca y que están repartidas por todo el tejido urbano de los Sassi.
En España ya hemos visitado varias iglesias rupestres principalmente en
Burgos y Palencia. Las de Matera son sencillas pero hermosas.
Entramos en la de San Pedro Barisano, la mayor de Matera, y tiene la sencillez de las iglesias rupestres españolas pero con la diferencia de que aquí hay frescos en las paredes. Lástima que no nos dejen fotografiar. Lo que me resultó más extraño de esta iglesia fue su parte subterránea que abarcaba toda la superficie de la iglesia y es laberíntica. Entramos por un lado y la fuimos recorriendola por debajo hasta salir por la parte trasera del altar mayor. Esta iglesia es una de las más impresionantes de la ciudad, junto con la de Santa Maria de Idris que también visitaríamos después.
De allí, descendemos por sus callejuelas pensando que luego habría
que…ascender. En esta zona encontramos muchos restaurantes pero no queremos
perder tiempo comiendo y dejar de visitar esta singular ciudad ya que el tiempo
parece que puede ser escaso según nos anunciaron. Cuando viajamos, comemos si
podemos, y en este caso, no podía ser, así que dejamos las terrazas de los
restaurantes repletas de gente y decidimos ascender ahora hacia la catedral.
Y realmente esta vía parece haber sido congelada en el tiempo. Ofrece
un espectáculo pétreo impresionante. La piedra domina se mire donde se mire y
según descendemos no dejamos de contemplar hermosas vistas de la ciudad. Es
como caminar por un escenario rozando la irrealidad.
Muy cerca, visitamos la casa cueva “Casa Grotte di Vico Solitario” muy pequeña, con una única estancia que reunía todo: cocina, habitación, una cuadra para una mula, y un poco más adelante, una pequeña cuadra con pesebre. Vivieron hasta seis personas pero únicamente observo una sola cama de matrimonio y una cuna. Al parecer el último cajón de una gran cómoda servía también como cuna/cama, así como los arcones.
Desde allí nos dirigimos a otra
casa cueva “Casa Grotte Casalnuovo”
habitada hasta 1958, más grande que la
anterior, con más estancias: una cocina separada con una cama pequeña, un
dormitorio con una cama grande, dependencia para animales y al fondo una bodega,
todo excavado en la roca hacia dentro de la montaña.
Y aquí dimos por terminada la visita alrededor de las 15,30 o 16 horas. Estábamos cansados físicamente pero también con la sensación de que no podíamos asimilar más de esta singular ciudad salida de una película y que se quedaría marcada en mi memoria…y su sol, en mi piel.
Intentamos que nos dieran de comer pero todos nos dijeron que la cocina
estaba cerrada. Pero ya de regreso encontramos de forma fortuita el “Panificio
Paoluccio” aconsejado por otros viajeros y que no fuimos capaces de hallar
cuando entramos en la ciudad. Allí, en una mesita que había en la calle, degustamos
unas focaccia que nos sostendría hasta la cena aunque, no nos va a llevar el
viento.
De nuevo en el punto de recogida y a la hora acordada, subimos en nuestro transporte que en poco tiempo nos devolvió al área. Solo nos quedaba disfrutar de una estupenda ducha un descanso reparador y una cena en condiciones.
EL CAMPANO
22 de mayo, jueves
Itinerario: Matera- anfiteatro romano de Campano-Caserta
Pernocta: Sosta Camper Caserta. Caserta. (41.101404,
14.322771). 15 euros
No he recibido contestación de la reserva que hice ayer para visitar
Gravina in Plugia subterránea. La visita solo es posible los fines de semana y
entre semana, con reserva. Y también hemos desechado parar en Altamura ya que
tiene mal apaño para aparcar y no parece muy interesante. Ya hemos visitado
muchas ciudades de esta región y creemos que no nos puede aportar ninguna
novedad a lo ya visitado. O más que
aportar sería “asimilar”. Ver muchas cosas implica olvidar con la misma rapidez
con que se han visitado. Mi experiencia me dice que hay que seleccionar lugares
peculiares, distintos a los ya visitados para disfrutarlos y retenerlos más.
Así por ejemplo, Galatina fue un descubrimiento asombroso, una joya, pero
añadir más callejones, más rincones…luego en mi memoria no sabré discernir de
donde son. Posiblemente sea una justificación un poco absurda, porque el otro
argumento es que ya que se está aquí, debería visitarse. No lo niego, lo que
afirmo es que en poco tiempo tendré en mis recuerdos un “pupurrí” de
callejones, rincones, etc., que sabré que serán de alguna ciudad de La Apulia,
pero difícilmente podré discernir con claridad de dónde en concreto.
Al salir le pido información al gerente del área sobre la visita a
Gravina in Plugia subterránea. Es muy efectivo, muy rápido aunque tengo que
decir que sus modales son algo bruscos. Como le insisto al preguntarle e
informarle que he intentado una reserva, él mismo busca el teléfono y llama
respondiéndole que de lunes a viernes está cerrado.
Con las decisiones tomadas, ponemos rumbo directo a Caserta ya que
encontrar un área de camino era complicado y la distancia que nos separaba de
ella, larga. Barajamos Lavelo como posible lugar de pernocta, pero quedaba
cerca de Matera y lejos de Caserta, y luego encontramos alguna pero teníamos
que desviarnos mucho y hablaban de que había que avisar así que busque y envié
un whatsap que no respondieron hasta las 11 del día de hoy cuando ya habíamos
decidido dirigirnos directamente a Caserta.
Y hoy he disfrutado del viaje. Carretera estupenda y con escaso tráfico
que discurre por paisajes sin ninguna población. Nos rodean campos donde los
distintos tonos de verde se suceden y alternan miremos donde miremos entre suaves
lomas onduladas. Entre este verde dominante a veces destacan campos pintados por los distintos colores de las flores que
lo adornan: tonos azulados o amarillos o rojos por las amapolas. Es una belleza. Es
una primavera espléndida. Y conducimos muy relajados disfrutando de este
maravilloso paisaje hasta tomar la autopista para salir en Caserta.
Pero antes nos dirigimos en primer lugar al anfiteatro romano de Campano
o de Capua, en Santa Maria Capua Vetere
localidad muy cercana a Caserta.
Dejamos la autocaravana en un aparcamiento un poco desangelado junto a
algunas autocaravanas algo desvencijadas donde parece que vive gente exceptuando
una alemana. Vemos también un grupo de gitanos. En principio desconfiamos algo
pero de este aparcamiento no leemos nada negativo en park4night en el sentido
de robos porque no hay que olvidarse que estamos cerca de Nápoles.
A unos 500 metros, y sin encontrar en nuestro camino ninguna indicación, lo que nos hace desconfiar de la relevancia
del lugar, encontramos la entrada a este anfiteatro. Pagamos 10 euros cada uno
y en principio nos parece caro. Pero según nos acercamos descubrimos algo único
que no habíamos visto en nuestra vida.
Y es que este anfiteatro esta hecho en piedra y mampostería y conserva gran parte de su magnífica estructura.
A menudo eclipsado por el Coliseo de Roma, este anfiteatro es el
segundo más grande del mundo romano, disponiendo de 40.000 plazas (el coliseo
entre 50.000 y 80.000). Construido durante el reinado del emperador Augusto,
siglo I d.C. se cree que pudo servir de modelo para el coliseo romano y fue uno
de los principales centros de entrenamiento para gladiadores donde se cuenta
que luchó Espartaco.
Comenzamos circunvalando este magnífico anfiteatro y nos introducimos por una de sus enormes puertas. Allí podemos admirar la parte baja del graderío donde se suceden enormes arcadas concéntricas que se elevan sujetando las gradas. Las más externas son la que tienen una mayor altura, descreciendo hasta llegar casi a la arena.
Pisamos suelo de tierra y observamos sus muros de mampostería. Nos
resulta espectacular. Salimos y seguimos circunvalando este anfiteatro casi en completa soledad
exceptuando otra pareja con la que coincidimos un brevísimo instante.
Accedemos a la arena y me dirijo al centro. Giro sobre mis pies y puedo imaginarme esas gradas llenas de espectadores. Bajo mis pies, rejillas metálicas permiten el paso de la luz a la parte subterránea del anfiteatro
Y allí descendemos y se nos abre un mundo desconocido, mágico, un túnel
en el tiempo y regresamos 1900 años atrás descubriendo todas las galerías y
corredores subterráneos que están excavadas bajo la arena.
Encontramos una intrincada red de pasillos y cámaras subterráneas que serían utilizados para el movimiento de gladiadores, animales y maquinaria escénica. Vemos cubículos que debieron ser habitaciones de los gladiadores o donde estaban las fieras. También un canal central por donde pensamos que circularía en agua. Estamos fascinados. No hay carteles explicativos por lo que nuestra atención se centra únicamente en observar y sentir la atmósfera extraña que nos rodea.
Las rejillas metálicas colocadas en la parte superior, en la arena, permiten el paso de la luz. Me gusta verlo así, lleno de vegetación que tapiza las piedras milenarias. Hay columnas y capiteles en el suelo, vegetación creciendo entre ellas, helechos colgando entre los ladrillos, musgo revistiendo muros y suelo….es un espectáculo casi mágico y me siento como atrapada en el tiempo. Intento retroceder 2000 años atrás y llenarlo todo de vida.
Y lo dejamos atrás. Un lugar que formará parte de mi memoria porque me
ha hecho sentir. Y de eso se trata también. Recordamos mejor aquellos lugares o
hechos que han provocado alguna emoción en nosotros y cuanto más fuerte, más se
arraiga en nuestra memoria. Y este sitio lo ha conseguido.
Ahora nos dirigimos ya al área de autocaravanas donde permaneceremos seguramente dos noches. He enviado un whatsap porque aconsejan llamar antes de llegar ya que podemos encontrar su puerta cerrada. La gestiona WWF y está en un bosque a unos 2 o 3 km del palacio Real de Caserta. Facilitan el transporte a diversos lugares previo pago y el importe depende de la distancia a donde te quieras desplazar. Del área al Palacio 5 euros por persona ida y vuelta.
Señalo que las coordenadas que aparecen en park4night (41.1069,
14.3278) no coinciden con su dirección.
Como me gusta visualizar las carreteras de acceso para no meternos en
ninguna trampa a través de google map no consigo encontrar la entrada en las
coordenadas señaladas y alguien añade que se fue sin encontrarla. Pero cuando
al navegador le pongo la dirección (Via dei Giardini Reali 78. Caserta), me aparece el acceso con completa
claridad e incluso una fotografía en la que se ve la indicación del área. Las
coordenadas correctas serían 41.101404, 14.322771).
Tengo que decir que en Caserta a 500 m del palacio hay un área, pero es
un cuadrado entre edificios donde en un lado es un aparcamiento y en el otro un
corralillo para autocaravanas, así que vamos a intentar primero este sitio de
WWF.
Pero, no me han respondido a los dos whatsap que envié en inglés, aunque he añadido la hora
de llegada aproximada. Aun así nos arriesgamos.
Encontramos la entrada sin problemas y subimos por una carretera
estrecha. Un turismo viene detrás. Hasta que llegamos a unas grandes puertas
que encontramos cerradas. Pero la
casualidad hizo que el turismo que
teníamos detrás fuera el de la persona que gestiona el área, Franco que tras hablar
con él, nos abre para seguir subiendo por una carretera que se abre paso por un
hermoso bosque con densa vegetación
hasta llegar a la zona destinada para las autocaravanas. Tras mostrarnos
el interior del edificio junto a la pequeña explanada para instalarnos y darnos
unas breves explicaciones, acordamos las 9,30 para ir mañana a visitar el
palacio.
El lugar es un pequeño claro en medio de una exuberante vegetación
de robles, laureles, …y está un poco en desnivel por lo que en algunos sitios hay que ayudarse con calzos y tiene
cabida para unas seis u ocho autocaravanas.
Tiene un baño y una ducha de dos euros.
El sitio es muy sencillo y le falta algo de cuidado aunque está limpio.
Debió de formar parte de una finca que en su día fue un palacio, pero luego
hablo de esto. Nos invita a subir a 15 minutos a un mirador desde donde se ve
Caserta y el palacio y nos advierten de que no hay animales peligrosos en el
bosque pero sí zorros a los que les gustan las zapatillas por lo que nos
recomiendan que no las dejemos fuera de la autocaravana.
Son las 15,30 así que comemos y descansamos un rato, lo que no pudimos
hacer ayer, y a las 18,30, después de reorganizar el resto del viaje y enviar
whatsap o email para reservar tanto en el agricampegio de los jardines de la Ninfa
como confirmar el área en la que estaríamos en Roma, salimos hacia el mirador.
Nos adentramos de nuevo en la vegetación y terminamos en lo que en su día debió de ser un palacio que tiene un bonito jardín hoy lleno de maleza. Detrás de este jardín, en terrazas, se puede apreciar lo que fue la huerta y el palacio…desconchado, descuidado…pero no me puedo imaginar lo que debe costar mantener esto. Solo mantenerlo. Se imparten distintos cursos sobre la naturaleza. El sitio es precioso. Tiene bancos con mesas y sillas alrededor de un enorme roble que regala su sombra a un círculo de 10 metros de diámetro. Deduzco por lo que leo después, que el edificio “noble” descuidado que encontramos en nuestro ascenso al mirador es en realidad el Casino Collecini cuya construcción data de finales del siglo XVIII.
Pero reproduzco parte de la información que he conseguido sobre este
lugar.
Fue el rey Carlos quien compró este terreno de 100 hectáreas cerca del
Palacio Real de Caserta y lo amplió para cazar, cultivar olivos y viñedos,
criar ganado y producir queso. En su interior había un viñedo rectangular de 8
hectáreas llamado Oasis de San Silvestro y hoy está financiado por el Fondo
Mundial para la Naturaleza (WWF) y conserva no solo los productos que antaño se
servían al Rey, sino que también ofrece un sendero para conocer pequeñas
criaturas de la naturaleza.
Así, donde nos encontramos ahora, el Bosque de San Silvestro, formó
parte de las “delicias reales” de los Borbones
junto con el Sitio de San Leucio, el Parque Real y el Jardín Inglés del
Palacio Real de Caserta.
A principios del XX, la
propiedad del bosque pasó de la Corona a la Propiedad del Estado.
Posteriormente, su gestión pasó de la Provincia al Ministerio de Patrimonio
Cultural y Ambiental. En 1993, el sitio fue confiado a WWF, convirtién
dose en
un oasis abierto al público a partir del año siguiente.
Son casi las 9, la oscuridad casi nos rodea aunque el sitio tiene una
excelente iluminación. Es la hora de cenar.
Fue cuando regresamos cuando busqué información sobre este lugar. Oasis
WWF de San Silvestro
Mañana visitaremos el Parque Real y el Jardín inglés del palacio de
Caserta y también pasaremos la noche aquí. Es la primera vez que repetimos pernocta
en este viaje pero estamos pensando en visitar por la tarde Casertavechia donde también
nos llevarían, y ya el sábado partiríamos hacia Norma, a los jardines de
la Ninfa, dicen que uno de los más hermosos del mundo.
Nos queda una semana para terminar nuestro viaje. El tiempo ha pasado
muy rápido pero también tengo la sensación de que todo ha sido muy denso, que
hemos visitado y visto muchos sitios y lugares, desde playas ciudades, pueblos únicos…Un viaje por una
hermosa y desconocida región.






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